La semana pasada les dije que circulaba un documento en el que más o menos se le pedía a Danilo Medina que se sacrificara y siguiera dirigiendo el partido de la Liberación Dominicana. Para entonces el documento había logrado la firma de unas 150 personas y me dicen que ya llega a 300. Lucia Medina estaría entre sus promotoras y Roberto Rodriguez Marchena como conocedor de las relaciones públicas está hablando y defendiendo la posición tanto hacia adentro como hacía afuera. Cuando vence el plazo para que los aspirantes a formar parte de la comisión organizadora del congreso, hay una situación bastante complicada en el partido morado con gente que dice lo que cree que puede decir sin sufrir daños y hace lo que cree que le conviene. Hay un concurso de hipocresía política. Lucía Medina anda carta en mano y está visitando a quienes cree que deben favores y deben ser muchos. Quien por agradecimiento o lo que sea firma se compromete a evitar cambios sustanciales en el Partido que de no ser dirigido por Danilo quedaría en manos de su gente. Quien no firma está del otro lado y el otro lado es indefinido porque nadie sabe quién o quienes lideran el proceso de cambio o quién o quienes pueden capitalizar el proceso a su favor. Eso significa que en el grupo de los renovadores hay mucha gente que cree o quiere alzarse con el control parcial o total de esa organización o que simplemente quiere colocar sus huestes en los organismos de dirección. Los renovadores están divididos y los danilistas están unidos. Lo que parecía simple se está haciendo complejo y el proceso de renovación adelantado tendrá que enfrentar la posibilidad de mayo división.