El Señor ha escondido su rostro del pueblo, pero yo esperaré en Él, pues en el Él tengo mi esperanza. La prueba de la amistad es la separacion y el silencio. En el caso de nuestra amistad con Dios, no siempre nos sentimos cercanos a Él, habrá momentos de dificultades y pruebas en los que aparente creemos que estamos solos y abandonados; estas situaciones apelarán más a nuestra fe. Cuando parezca que tu vida se derrumba y no puedas percibir la compañia y el cuidado de Dios recuerda su promesa: El Señor levanta a los caídos y sostiene a los agobiados. Su presencia es mucho más real en las tormentas que sacuden nuestras vidas, es allí donde Él te dice: No temas, descansa Yo cuido de ti. Quiero agradecerte Mi Señor, por darme la vida y con ella la oportunidad de exaltar Tu Nombre, aún en medio de esos momentos dificiles en los cuales has estado siempre a mi lado, brindándome Tu cuidado y extendiendo hacia mi Tu mano de amor.