Oración de verdad Escudo y adarga es su verdad. Salmo 91:4 El término “verdad” de nuestro texto no significa el cuerpo de doctrinas reveladas que a menudo llamamos “la verdad de Dios”, sino que describe una cierta característica de la naturaleza divina: su fidelidad. Por eso, otras versiones vuelcan el texto de un modo más cercano al original hebreo: “Escudo y baluarte es su fidelidad” (Sal. 91:4, LBLA). No puedes confiar en un Dios que no te haya dado razón para que confíes en él, que no te haya dado muestras de su carácter o disposición de protegerte. Pero si él te ha hablado, entonces sabes dónde, cuándo y cómo encontrarte con él. “Tu fidelidad es mi escudo”. No se trata de un escudo humano, cuyo peso apenas podemos sostener por poco tiempo sobre nuestro brazo. Nuestro escudo divino es la fidelidad de Dios, ya no hacia nosotros, sino hacia sí mismo. “Tu fidelidad alcanza hasta las nubes” (Sal. 36:5). Aquí está la garantía de nuestra protección eterna: su fidelidad a su carácter, a su esencia amorosa, es nuestro escudo seguro. Dios no solo nos ama y nos protege porque somos sus criaturas, sino porque él es amor. “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; él no puede negarse a sí mismo” (2 Tim. 2:13). Dios es fiel a sus promesas del pasado. Todas las revelaciones de su amor y de su gracia son inmutables en su esencia. El sabio Salomón, cientos de años después de que Israel fuera conducido a través del desierto, escribió: “Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó” (Ecl. 3:15). Es decir, si protegió a sus hijos en el pasado, lo hará con el mismo poder en el presente, porque para Dios no hay pasado, presente o futuro. Él es eterno, fiel. ¿De qué modo la Inspiración divina podría alentarte a volar hacia un refugio, si no existiera la absoluta seguridad de que hay una Puerta para entrar en él? ¡Qué refugio es tu Dios! No está construido sobre un “tal vez”, sino sobre ¡su fidelidad infinita y eterna! Oración tras oración, testimonio tras testimonio, piedra sobre piedra, vas construyendo el refugio de tu fe en Cristo, en el que tu alma hallará sanidad y descanso. Oración: Te alabo, Señor, porque tu fidelidad es el escudo de mi vida. Devoción matutina para adultos Las oraciones más poderosas de la Biblia Autor: Ricardo Bentancur Lecturas devocionales para Adultos

Las oraciones más poderosas de la BibliaDevoción matutina para adultosRicardo BentancurLecturas devocionales para AdultosOración de verdadSeñorfidelidadSalmo 91:4Escudo y adarga“la verdad de Dios”Tu fidelidad es mi escudoDios es fielsu graciaEl sabio Salomón